Artículo del día 22/09: ¿ Se lidian todos los toros que nacen?
Desde hace algunas temporadas (con la moda en la cual los toreros hacen carreras para ver quien es el que más torea) algunos ganaderos lidian todo lo que les nace sin hacer la ortodoxa selección de siempre: ahora todo vale.
Los vendedores de toros (ya sea para toreros, para los apoderados que llevan a varios toreros o para los empresarios de varias plazas) que antaño se caracterizaron por comprar lo mejor de cada ganadería, ahora compran por lotes y al mejor precio. Todo vale; el toro menos ofensivo de cara, de malas hechuras, zambombos (cebados)... y si andan poco, mejor, y " la pela es la pela". El público últimamente traga con todo, exceptuando en algunas de las primeras plazas, y se aprovecha que un número muy alto de festejos son para fiestas patronales y los espectadores van más relajados a pasar la tarde sin juzgar la pureza de la lidia.
Esta fiesta, que es bonita, otorga una indescriptible gloria a sus triunfadores y tristeza (y amargura y pena) a los que tienen menos suerte ( que incluso pagan con su sangre en la arena). Además hay que pensar en lo difícil, muy difícil que es llegar y mantenerse ( el toro es, el ser más honrado de todos, el que pone a cada uno en su sitio). Pero cuando el toro está descafeinado o manipulado todo resulta aparentemente más fácil aunque estos toros también hieren (de ahí que la fiesta nunca muera aunque la estén asfixiando).
Algunos ganaderos que, con más afición que beneficio económico, crían sus queridos toros bravos hasta los cuatro o cinco años ya empiezan a perder la vena romántica y se apuntan al carro de una mayoría para "fabricar" anualmente la "mercancía" que han de poner en el mercado. Se está "prostituyendo" al animal cuando esta "mercancía" tan solo tiene el "envoltorio" vistoso para hacerlo comercial (meterle kilos, quitar sustancia cornea de sus astas o sacar punta a los mogones - toros con los cuernos romos - ).
Afortunadamente, muchas veces, en determinadas plazas nos encontramos con veterinarios que actúan con total profesionalidad y afición, y "la mercancía con envoltorio de regalo" (que sería un fraude para los espectadores) es devuelta a la "fabrica". Pero algunos de estos "fabricantes" vuelven a presentarla en otras plazas para que cuele, y cuela, porque en estos reconocimientos no se aplica el reglamento.
La semana pasada tuvimos un ejemplo que muy pocas veces se produce: en la plaza de Guadalajara (plaza de segunda categoría) hubo unos veterinarios de primera que desecharon unos impresentables toros de Jandilla para una terna de lujo ( Joselito, José Tomás - esta temporada están haciendo una gira muy particular de la mano de un apoderado carismático, teatral - y Miguel Abellán). Pues, quien lo diría, estos toreros no quisieron torear aduciendo que unas " figuras del toreo" no deberían torear una corrida formada por tres ganaderías distintas. Quienes esa tarde la torearon triunfaron y fue una "señora" corrida que sirvió. La realidad fue que esta "limpieza de corrales" sustituía a una corrida que era una auténtica "birria" para una plaza de segunda, cercana a Madrid y con aficionados del foro. A continuación menciono algunas de las preguntas que los aficionados se hicieron:
¿ Por qué no se desmarcó Abellan del "dúo estrella"?
¿ Por qué el empresario no desencajonó los toros en el ruedo para que la afición viera lo que pretendían torear?
¿Por qué Arranz, supuestamente, pidió más dinero al empresario si tenían que lidiar otros toros?
¿ Por qué hay tanta mano negra en el mundo de los toros?
¿Qué gesta han hecho este año los pupilos de Martín Arranz para demostrar su oposición a las corridas televisadas? (Ninguna, están matando novillos " de buenas hechuras y bien presentados").
Y mucha prensa: sin comentarios.Pobre fiesta de los toros.
Con veterinarios como los de Guadalajara y ganaderos románticos, otro gallo les cantaría a los toreros "cómodos", y se haría un gran favor a la fiesta de los toros.
El buen aficionado a los toros tiene que estar documentado ( hay que tirar de reglamento), los presidentes de las corridas tienen que defender los intereses de los espectadores y todos los veterinarios tendrían que velar por la integridad del toro de lidia.
El espectáculo de los toros es distinto, no es comparable a cualquier otro, por lo que no debería mercantilizarse tanto. Pero cuando es tocado por el dios dinero sin que esta transacción tenga un soporte legal ( contrato) se pierde la transparencia y la honradez de todos. De todos, excepto la del toro.
J.M. Cubero