11-5-2017 Muy grande Ureña, por la pureza que imprime a su toreo.


(fotografías obtenidas de la web de Las Ventas)

Paco Ureña lo tuvo muy claro con Ojibello, sexto de la tarde, de la ganadería de El Torero, procedencia Salvador Domecq y Diez, que , en general tuvieron poca clase, desiguales de presentación, sosos en las embestidas, cornalones, alguno incierto, otros sin trasmisión,...

Pero, llegó el sexto toro, en un verdadero diluvio, con el piso de plaza en muy malas condiciones. Ureña “dijo” con los engaños, esta es la mía, y verdaderamente la lió,. Hizo todo, todo, para que el toro embistiera y pareciera mejor de lo que era, cornalón y todo un “ tío”, con poder y trasmisión.

Es la verdad de un torero, de los pies a la cabeza, cargando la suerte, aguantando dos entradas descompuestas para echárselo a los lomos y con su aguante le hizo saber quien mandaba. Dos pitones impresionantes, para más merito del matador y un trapío que a cualquiera quitaba de en medio. Dio las dos primeras series con remates de pases de pecho muy largos y siguió... Toreando muy puro, es otra dimensión del arte, su escuela no es pasar al toro, es adelantar la muleta y enroscarse al toro, una delicia, la plaza era un clamor.

Y se puso con el toreo vertical, con carencia y despaciosidad.

Es otra historia es un toreo del que se echa en falta, emoción en todo lo que hace y con sencillez,... Toda una creación artistica.

Matar bien a Ojibello, era un auténtico prodigio ( milagro), por los grandes pitones y la amplitud de su encornadura... Primero pincha y la segunda entrada fue a matar, o a morir, le recetó una estocada en todo lo alto, metiendo la muleta debajo del hocico y echándose encima, así salió airoso de las enormes defensas. Pinchazo, estocada, petición mayoritaria y oreja.

En su primero, protestado por su presencia, poca trasmisión, le da dos series muy cruzado y naturales de cierta altura ( era el preludio de lo que tenía que venir), exponiendo mucho. Pinchazo y estocada caída. Petición leve. Ovación con saludos.

Manuel Escribano, con un manso, soso e incierto, puso banderillas. Y en la muleta tomó ciertas precauciones con un toro que salía del muletazo con la cabeza alta. Estuvo desconfiado. Recibió algún tornillazo, como el que le propinó al entrar a matar, que le partió el estaquillador. Estocada baja. Silencio.

En su segundo, en banderillas pone un tercer par muy arriesgado con mínimo sitio entre las tablas y el astado. Con la muleta, y diluviando, intenta agradar, cambia de muleta por el peso, da algunas series muy cruzado, pero el toro no trasmite lo suficiente. Más de media estocada, recibe silencio.

Iván Fandiño, no es el mismo de los últimos años, está pasando un periodo, digamos , de adaptación. Falto de confianza, en su primer toro que mansea, con sosería como sus hermanos, y falta de trasmisión, aunque en estos casos el matador es quién tiene que poner lo que le falta al toro. Estocada casi entera, descabello y silencio.

En su segundo, un toro de Torrealta, que no mejora a los titulares, no consigue bajarle la cabeza, un toro complicado, que Iván no llega a confiarse. Estocada caída, tendida, dos descabellos, que hacen pitos. Resaltar la labor de Ivan García, en la brega del primero y en banderillas al segundo, de Fandiño, que es obligado a saludar, montera en mano.

Tres cuartos de plaza, en una tarde de lluvia del principio al final.
Esperemos cambie el tiempo. Y que todo los que venga sea con la verdad y pureza de PACO UREÑA.

Chema Cubero