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Malaga Resurrección: Decepcionante, o no. Los montajes sin sorteos. |
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La corrida se publicitó como el centenario de Joselito y Belmonte (Malaga, febrero 2015, con Murube). En aquella corrida pasó algo similar, los aficionados fueron muy criticos con los toros.
Este año, sin sorteo,los toros venían en el "esportón" y cuándo todo es nobleza y poca fuerza, la decepción está garantizada.
Mi amigo, José Manuel Flores, me comenta en Facebook lo siguiente:
6 toros y 4 generosas ovaciones, sublime toreo de capa de Morante, pero.... no nos podemos conformar con esto, ¿se conforman ellos? ¿están satisfechos toreros y mentores con el planteamiento actual? Todo a medida, demasiado prefabricado. No sale mal, pero tampoco sale bien, la mediocridad en la que se mueve este país no vale para la cultura y el arte, para esto solo vale la excepcionalidad.
Y le respondo:
Es lo de siempre, no se hacen gestos importantes, corriendo un riesgo muy alto, con castas que llevan emoción alta a los tendidos, que en definitiva es el toreo, como arte incomparable..
Se hacen espectáculos, con ciertas garantías de éxito y comodidad para el matador.
Y ahora, se pone en marcha el Marketing, para llegar al espectador.
Y por otra parte, el aficionado se decepciona.
Algo o mucho funciona mal en la Fiesta. Y como bien dices, Jose Manuel, dista mucho de ser arte y cultura. O si no, que hablen los ganaderos honestos, sobre todo quienes se han visto obligados a mezclar para endulzar la sangre y poder sobrevivir.
Me quedo con lo que dijo Victorino Martin García: "El ganadero está para criar su toro y no para criar el toro que le gusta al torero..." Hay que criar para el espectador/aficionado y para dar espectáculo..."
Y como siempre, el acertado comentario de Alvaro Acevedo en Burladero.com:
Por Álvaro Acevedo//Fotografía:Hugo Cortés 20 de abril del 2014 - 21:34
MALAGA.- CRÓNICA
Decepcionante (o quizá no)
El público se marchó decepcionado, y es normal: había imaginado una tarde memorable sin contar que el azar juega su papel en el espectáculo taurino. La mente, en efecto, es libre, y desde ese planteamiento inicial de ensueño la corrida fue un fiasco sintetizado en seis toros y ni una sola vuelta al ruedo. Pero si analizamos la tarde sin prejuicios, hemos de reconocer que los toreros jamás volvieron la cara, acertaron en sus planteamientos de faena, estuvieron muy por encima de sus oponentes, y alcanzaron momentos de altísimo nivel. Y que si hubieran matado a sus toros como Dios manda, el resultado numérico hubiera reflejado mejor lo ejecutado con capote y muleta.
Y qué capote... Con esa desgana de caerse, Morante dibujó a su primer inválido antes de que lo devolvieran a los corrales, tres chicuelinas, dos lances y una larga de llorar. Y al quinto, un burraco acucharado de Jandilla, más lances con ese embroque mágico que se te queda siglos en la retina. Inhabilitado con un lisiado de Juan Pedro Domecq, hizo el toreo en los otros. Al sobrero de Victoriano lo acompañó en un primer tramo de faena en el que consintió suavemente al torito, con primor y luces. Y después, le atacó con más fibra en una última fase por un palo más jondo. Y al quinto, el antes citado de Jandilla, le arrancó naturales muy puros, por momento excelsos, a base de temple y colocación, y tirando de un toro que no quería empujar. Sin espada en toda la tarde, se fue sin orejas pero dejó el aroma.
Y El Juli, su sello de torero grande. Con el pánico sembrado en torno a su cuadrilla, la bravuconería de un pavo de Garcigrande le duró exactamente ocho pases sin moverse del sitio. Y ya dueño y señor del asunto, toreó con mando y poder en tres tandas ligadas que le dolieron al enemigo. Y no digamos, un arrimón de órdago con el toro aún amenazante. Una faena quizá de Puerta Grande que arruinó con un bajonazo. Inédito en el inútil cuarto, se marcho embravecido a la puerta de chiqueros para recibir al sexto, que enseguida anunció que las cosas no iban a ser fáciles para el maestro. El toro, de Domingo Hernández, no tuvo celo y gazapeó mucho, pero Julián lo engatusó en su muleta para torearlo inesperadamente bien, larguísimo, mandón y firme. Impecable. La espada, de nuevo, ratificó el sino de una tarde decepcionante (o quizá no).
Málaga. Domingo de Resurrección. " No hay billetes". Toros de Victoriano del Río(sobrero) soso; Garcigrande, con genio; Juan Pedro Domecq, inválido; Victoriano delRío, flojo y manso; Jandilla, blando y sin raza; y Domingo Hernández, gazapón y manso.
Morante de la Puebla, ovación tras aviso, silencio y ovación tras aviso
El Juli, ovación, silencio y ovación
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