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25-5-2017 Así se torea y se triunfa, Gines Marin |
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25-5-2017 Ginés Marín, así se torea y se triunfa.
La tarde comenzaba por los derroteros acostumbrados de las tardes anteriores. Pero, hasta el sexto no se acaba la corrida y en el último fue en el que se cumplieron las ilusiones. El toro llegó con nota a la muleta y el matador supo aprovecharlo y torear primero para él y después para todos los que llenaban los tendidos, gradas y andanadas.
La presentación de los toros de la ganadería de Alcurrucen fue muy desigual de presentación y comportamiento, flojos, mansos, huidizos, con las fuerzas limitadas, excepto el sexto que salió con la clase que necesitaba Gines Marín para decir cómo se torea en Madrid y como se viene a triunfar a Las Ventas. Reventó la técnica del unipase y el torear para fuera, esas modas y medias verdades que se practican en la actualidad y que no eran del repertorio del torero triunfador, al menos esta tarde.
Los aficionados estábamos preocupados de que tanto ganaderos como toreros, público y la autoridad estaban dando la sensación que la plaza de Madrid se había convertido en una plaza más. Que aquí vale todo, no se compite, no se escogen las mejores reatas, se dan las orejas más baratas, dudan los presidentes y parecen malos aficionados. Pero, la tarde de ayer, en el sexto, se demostró que cuándo hay toro y el torero quiere, el público y afición se entrega.
Algunos compañeros de abono había dejado o cedido la entrada porque dos confirmaciones en el mismo cartel eran excesivas. Pero, llegó un novel y aprovecho su tarde. Vaya que la aprovechó.
Porque no queremos extendernos hoy en lo mal que se ha elegido el ganado de lo que llevamos de feria y que los carteles están hechos con poco sentido para el aficionado.
Salió el sexto toro, Barberillo, negro chorreado y listón, de malísima presentación, muy ensillado, que parecía una cabalgadura. Fue el primer toro de la feria que derribó al caballo, bien es cierto que le levantó por la mano delantera derecha, pero con suficiente empuje, fuerza en el cuello y poder, para tirarlo. Ya en el quite de El Juli con el capote se manifestó que por el pitón derecho iba de cine.
(Fotografias obtenidas de la web de Las Ventas Plaza1)
Llegó el tercio de muleta y Ginés Marín no lo dudó, cogió la mano izquierda y se puso a torear llevándolo largo y recogiéndolo muy “alante”, empezábamos a ver algo distinto. Siguió con la mano derecha y las series eran interminables rematando con natural de pitón a rabo y sacando la pañosa a la altura de la hombrera contraria, como mandan los cánones. El toro iba y venía con el hocico por el suelo. Por supuesto, el matador se “rompía” las muñecas cada vez que dejaba al toro para recogerle y seguir con la serie, pivotando sobre una pierna. Chapeau. Qué clase toreando.
La plaza se “incendiaba”, las emociones crecían y los vellos de los brazos de los aficionados se erizaban, como en las mejores tardes. Y así, toda la plaza empujaba a la hora de entrar a matar, tenía que producirse un espadazo para certificar aquella magestuosa faena,... Y llegó: Una estocada entera en todo lo alto, perfecta, en treinta segundos rodó el toro colaborador.
La plaza se llenó de pañuelos, primero una oreja, y los pañuelos seguían con la misma insistencia, ni uno faltó, el Presidente esperó, pero no tardó en sacar el segundo. DOS OREJAS DE MUCHO PESO.
El Juli, que dió la confirmación a ambos compañeros de cartel. En su primero, segundo de la tarde, Castañuela de nombre, mal presentado, de pequeñas hechuras, va a los dos caballos y sale suelto. Aprovechó Ginés Marín para hacer su presentación con un quite muy ajustado. Con la muleta estuvo pesado, con más de medio centenar de pases, poco limpios, que decían muy poco. Terminó estando muy encima de la res, entre lo cuernos y mirando al tendido. Esto fue lo que levantó al público, a su público. Y con una estocada muy rinconera. Pedían hasta las dos orejas, pero al estar mal matado, le concederían sólo una oreja.
En el cuarto de lidia, Cornetillo, flojo, aprovechable en el capote, entra bien al primer encuentro con el caballo, pero se le pica poco. Hace un mal tercio de banderillas, totalmente parado. Como el toro tiene muy poca movilidad, el matador completa los lances haciendo el movimiento que le falta. Propina varios pases de pecho en los que el toro si se cantea. Da un pinchazo y una estocada muy trasera. Recibe ovación con saludos y división de opiniones.
Álvaro Lorenzo, con el peor lote y acostumbrado a torear en plazas con menos exigencias abusó del pico y del toreo rectilíneo, se ajustó menos. Su primero, Fiscal, muy flojo que fue a menos. Estuvo poco confiado con muchos pases para afuera. Aún dando esa facilidad al toro, no podía seguir toda la trayectoria del muletazo. Le salió un estocada algo baja, al rincón. Recibe algunos aplausos a la voluntad, ovación, que cuando sale al tercio a recibirlos, escucha algunos pitos, como siempre en estos casos.
El quinto, Peleón, otro toro mal presentado, ensillado y muy parado. Está con buena disposición, pero no tiene material para que llegue algo bueno al respetable público. Le receta una estocada, por lo que recibe ovación con saludos.
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