13-5-2016 Roca Rey ¿ La revolución necesaria?

Con el primer lleno de la feria, la plaza tenía ese ambiente festivalero, de las grandes ocasiones, de las personas que vienen una tarde a Las Ventas, por San Isidro, y si no cortan orejas no salen contentos, pues bien, esto quiere decir que las tres orejas que se han cortado son apéndices “baratos”.

Precisamente, mis vecinos de localidad, una vez que se han ido mis amigos abonados de muchos años, llegaron los ocasionales, eran espectadores, no aficionados, que hablaban como si supieran más de toros que la enciclopedia de José María de Cosio, eso si, eran amantes de los cubatas y de ir un poco calentitos. O sea, la plaza estaba plagada de personas que no vienen habitualmente a los toros.

Los toros eran de Núñez del Cubillo y 4º y 6º del Conde de Mayalde, los “cubillos” fueron auténticos borregos, mansos, flojos, con ninguna trasmisión, tan sólo el 5º , incierto y bronco, en las manos de Talavante nos levantó de la “siesta”. Los del Conde, cornalones, mansos, flojo el cuarto y complicado el sexto.

El confirmante Roca Rey revolucionó la plaza, la locura llegó a los tendidos, en aquellos momentos me vinieron a la cabeza dos nombres y varias tardes, por los años ochenta, del siglo pasado, el colombiano Cesar Rincón, con sus tardes seguidas por la puerta grande, en los años noventa , el torero de Galapagar José Tomás, así se levantaron los tendidos y los ánimos. Y cuándo le sacaron por la puerta grande y con su coche calle de Alcalá arriba, en el primer semáforo, “los isidros” que habían poblado los tendidos, se abalanzaban y rodeaban el coche pidiéndoles fotografías. Esto último me recordaba a la locura, fuera de la plaza, que arrastraba a los públicos Manuel Benitez “ El cordobés” en los años sesenta y parte de los setenta. O sea, si este torero llega a poner a todo el público “patas arriba” bienvenido sea, la Fiesta de los Toros necesita un “monstruo” que revolucione y haya discusión en los tendidos de partidarios y detractores.

Roca Rey en su primero, protestado por flojo y sin picar, resultó ser un blandito, se puso muy encimista y muy quieto para llegar a los tendidos, lo intentó pero la trasmisión no llegó porque no había toro, dos pinchazos y una media, llevaron a ovación con saludos.

En su segundo, el sexto de la tarde, un toro que manseó en los primeros tercios, en la muleta lo recibió con pases cambiados por detrás con una quietud asustante, en algunos, metiendo el cuerpo para que no se lo llevara, en otra serie se ajustó tanto que a la salida en el remate le puso el pitón en el glúteo y se retiró para que no le desgarrara el vestido, este torero tiene muchísimo mérito como deja los pies quietos, le miras la cara con los prismáticos y no parece que esté delante de un toro y metido en su terreno, yo exclamé: “ si tiene la cara como si estuviera jugando una partida de parchis..” increible. La valentía que tiene y la quietud no es normal, con esa tranquilidad y ese dominio de la muñeca y el brazo para quitarse al toro de encima. Otra cosa es la pureza de su toreo, acaba de tomar la alternativa, hoy confirmaba, y hay que verle en Madrid más veces y con más toro, con un toro que trasmita y venga de lejos. El toro, inicialmente, no estaba convencido de seguir la muleta, dio alguna serie con la mano derecha. Y por la izquierda, sacó lo mejores y más limpios muletazos. En general, quietud impactante y un sello de valentía distinto, la calidad ya vendrá. Le recetó una estocada, echándose encima del toro, quedando arriba y algo tendida. Se pidieron con fuerza las dos orejas.

Ya se sabe en estos casos, el domingo próximo vuelve, pues quienes protestaron la segunda oreja, que fueron bastantes, van a pedir que la “devuelva”, ya verán Uds.

Esta es la salsa y la grandeza de la fiesta Pero, hace falta que vengan y se queden estos REVOLUCIONARIOS.

De Castella poco se puede decir, con los bobos y aborregados toros, no estuvo confiado, sin cruzarse y casi sin rematar un sólo pase, quizá no era su día, se llevó dos silencios. Bien en la brega del primero José Chacón.

Alejandro Talavante, en su primero, protestado por la poca presencia y sin fuerzas, mal picado, lo intenta, pero, no hay toro. Dos pinchazos y media estocada, recibe silencio.

En su segundo, un toro incierto y bronco, que pegaba unos cabezazos a la salida de los engaños, le hizo pasar malos momentos a Juan José Trujillo, en la brega, porque amagaba y no obedecía el toque, se iba de frente. En la muleta, lo estuvo sobando, pero pegaba unos saltos molestos y derrotes que era para quitarse e ir a por la espada, pero, Talavante, le insistió le consintió y logró meterlo en la muleta con mucho riesgo y aguante, con la izquierda le dio dos tandas que levantó al público del asiento, este fue todo su mérito, para conseguir una oreja, con una estocada caída. Poca faena para un apéndice.

Lo dicho, la plaza estaba de rebajas.

Chema Cubero