Artículo del día 16/06: Corrida de la Beneficencian 2.000
Madrid, 15 de junio de 2.000. Plaza de Las Ventas. Lleno.
Seis toros de Victoriano del Río, de Guadalix de la Sierra, muy flojos; escurridos los tres primeros de lidia ordinaria. Por el segundo salieron un primer sobrero de Guadalet y el 2º sobrero que era de la ganadería titular.
Manuel Caballero, silencio y pitos. Morante de la Puebla, pitos y gran bronca. Julian López " El Juli", división de opiniones y oreja.
Un cartel muy atractivo de toreros para la corrida extraordinaria de Beneficencia de final de milenio. Hacía diez años que no asistía a la plaza con ocasión de este festejo, pero en base a las expectativas que había este año me decidí a ocupar la localidad en la grada. Esta vez tuvo más peso el cartel que el ambiente festivo de los tendidos, que no era de mi agrado. El camino a la plaza era un bullicio muy distinto al de otras tardes de corrida: mucha espectadora ( mujer en grupo) y parejas de la tercera edad. Una vez dentro, la locura: algunos no conocían su tendido ( "¿ el cinco es por la derecha o por la izquierda?" "¿ La andanada esta subiendo? : si señora debajo de la bandera, y a la altura del reloj.")
Es la corrida más importante del planeta de los toros, presidida por S.M. El Rey, D. Juan Carlos de Borbón. Toda la plaza está adornada de gala para este gran festejo. Los toros con la divisa de gala y, así mismo, las banderillas adornadas.
Se caracteriza esta corrida por el abundante papel (entradas) que es comprado o regalado a las distintas instituciones de la Comunidad que, a su vez, reparten entre sus afiliados o funcionarios. Hay numeroso público que asiste por primera vez o regresa a la plaza después de haber disfrutado de años " sabáticos" en lo que a tardes de toros se refiere. Unos espectadores así vienen predispuestos por un torero: ¿ A quien le tocarán los trofeos de rebajas?.
El Juli, en el sexto puso ganas para levantar la tarde, pero pesaba, a estas alturas, como un plomo. Solamente la plaza triunfalista en favor del madrileño presagiaba que se iban a cortar las orejas. Este, lo recibe de capote a pies juntos, sin cargar la suerte, y remata con dos verónicas de rodillas, lleva el toro al caballo con chicuelina ( muy despegadas) al paso. Dos pinchazos para no quebrantar al toro recibe del picador de turno. El matador pone los tres pares de banderillas con más voluntad que acierto.
Comienza la faena de muleta muy retorcido y despegado. Se debe resaltar una serie con la mano izquierda, después de un arrimón ( metido en los pitones) y con un toro muy parado, dibujando algún natural suelto. Mata de pinchazo y una estocada. Hubo petición de oreja de sus incondicionales, o sea de los tres cuartos del aforo de la plaza.
En el primero no pudo ejercer lucimiento alguno con un toro muy flojo, pues en banderillas el toro doblaba las manos: pidiendo perdón por sus pocas fuerzas. Lo mata de estocada.
A Manuel Caballero, le correspondieron dos toros blandos, más el primero. Aunque fueron los que menos flojedad mostraron en la muleta. Estuvo desconfiado y con trasteo incierto, encimista en su primero. Le recetó una estocada algo caída y atravesada.
En su segundo, cuarto de lidia, sexto de salida por los chiqueros, que no estuvo sobrado de fuerzas (como sus hermanos de camada) pero no pudimos verle en la muleta porque lo más vistoso que hizo su matador fue "quitarle las moscas" y " tocarle las orejas con la franela". Y, sin intentarlo, se fue a por el acero.
Morante de la Puebla, que va para figura del toreo, esta tarde ha perdido los papeles ( y los números de la rifa), le ha correspondido dos toros muy blandos y sin movilidad, para un torero sin ideas ni ánimos. Las palmas de tango por sevillanas, a la muerte de su segundo es lo que más se recuerda de su paso esta tarde por la corrida de Beneficencia, la más importante del año taurino español por tradición y categoría.
Solo resaltar de los toreros de plata: dos pares de banderillas de José A. Carretero y uno de Manuel Corona, cumpliendo sin más, estando muy por encima de sus compañeros. ¡ Qué poquitas ganas le echaron los demás de plata! ( ¿para qué? : la tarde iba en picado). Ah, y los toros se fueron con picotazos ( en la plaza de Madrid hay que picar, no caben simulacros).
El segundo toro y el tercero se lo brindaron, al primer aficionado, a S.M. el Rey, D. Juan Carlos de Borbón, que nos honró con su presencia en el palco real. Los aficionados tuvieron un recuerdo para su augusta madre, Dª Maria de las Mercedes, que desde el cielo (como buena aficionada) pedirá para que corridas tan desafortunadas y deslucidas como estas no vuelvan a repetirse y mucho menos, en la Beneficencia.
J.M. Cubero