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4-6-2015 Adolfos complicados. Valentía y garra de Escribano. Suavidad de Urdiales. |
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4-6-2015 Adolfos complicados. Valentía y garra de Escribano. Suavidad de Urdiales.
En la semana torista y ante los fracasos de tres tardes bajo esa etiqueta ( Baltasar Ibán, Partido de Resina y Cuadri ) teníamos a Adolfo Martín, que hasta el sexto toro iba de fracaso ganadero, pero, apareció un tal “Baratero” y su matador Manuel Escribano, para formar un binomio de éxito. Las hechuras de un toro en el tipo de Albaserrada, con el peso justo 492 Kg., el único negro del encierro y el matador Escribano con una tarde de cara, valiente y “encastado” como el toro, se la jugó y resultó ganador. Salvó la tarde y levantó la semana de ganaderías duras y toreros “ad doc”.
Es necesario mucho arrojo, valentía y ganas de venir a conquistar la plaza de Las Ventas, para ir dos veces a portagallola , con salidas, digamos, poco claras de sus oponentes, unos pares de banderillas de poder a poder, arriesgando mucho. Y, con la muleta, que el toro “Baratero” se sintiera vencido y entregó su bravura y el comportamiento encastado a su “ganador” Manuel Escribano.
Venía precedida la tarde de la naturalidad y suavidad con la muleta de Diego Urdiales, el riojano es un claro ejecutor de la pureza del toreo. Y un discreto Sebastián Castella, valiente con ganas de agradar, pero se le notó que era la primera vez que se veía con este encaste y le faltó ajuste y lidia.
Cuándo en el ruedo hay emoción, llega a los tendidos y hace más afición, la Fiesta gana por “goleada”.
DIEGO URDIALES, comienza la tarde con “Mulillero II, con altos vuelos se abre con saludos capoteros enroscándose el engaño y remata con una media ajustada. Toma sus varas con poca entrega. Le aguanta las primeras embestidas inciertas y después de sobarle, le arranca dos naturales y una trinchera, para hacer “boca”. Se pone muy cruzado y sale la suavidad y el temple en tandas de naturales y el de pecho, buen pitón izquierdo y lo aprovecha. Todo muy cruzado. Media estocada en su sitio, entrando muy derecho. Y dos descabellos. Es aplaudido al retirarse. Y después del arrastre es ovacionado y obligado a saludar.
(Fotografía obtenidas de la web de Las Ventas)
El segundo “Aviador”, lo lleva por delantales, porque no se deja por verónicas. Se quiere quitar la puya, bien señalada en las dos entradas. Hace el brindis al público. Ejecuta series muy toreras, con mucho temple, con la mano muy baja y trinchera de su firma. El pitón izquierdo admite pocas florituras. El toro se vacía y se para, pero consigue que le siga la muleta con una suavidad, admirable. Y para “firmar” su lidia le despide por abaniqueos, “tocándole las oreja”, con su típico arte. Es una faena para aficionados por suavidad, belleza y naturalidad. El toro colaboró muy poco, todo es “invento” de su matador. Estocada en su sitio. Ovación con saludos y se le pide la vuelta al ruedo.
SEBASTIÁN CASTELLA, con “Repollito”, no triunfa su picador, en la primera entrada no encuentra toro, en la segunda se arranca de lejos y marra, de nuevo, en la tercera entrada, por fin, le pone la puya. Al toro se le da un malísimo tercio de banderillas. Con la muleta comienza por series con cierto desajuste, da idea de estar con un ganado más comercial. No es un toro para eso, ni mucho menos. Pasa a un trato encimista, valiente, el toro no lo adminte, ha recortado mucho su embestida debido a su mala lidia, o su matador no ha logrado decir más con menos muletazos. Acaba con un pinchazo y una estocada trasera. Recibe un silencio.
El cárdeno “Buscador” con el capote andándole para atrás lo deja dominado en el centro del ruedo. Hace un mal juego con el caballo, se queda junto al peto, no aprieta. Brinda al público porque quiere quedar bien, va a lucirse, pero, el toro no le colabora. Ha tenido el peor lote. Comienza faena con la pierna flexionada. Le da sitio y termina aproximándose. Se cruza, se coloca bien y el toro no embiste, se agota, se para, sigue encimista. Y decide entrar a matar ejecutando un pinchazo y media caída. Le dan un respetuoso silencio.
MANUEL ESCRIBANO, con “Mulillero I” se va a portagallola y nos levanta de los asientos, el toro le da una vuelta antes de entrar y, el de Gerena, no se levanta, sigue de rodillas , le da su correspondiente larga cambiada, se levanta y sigue por verónicas. Con el caballo, se arranca pero no hace pelea, es un toro con poca condición. Se presta Urdiales a ejecutar su quite. Le pone un buen para a quien ya se pude afirmar de que es un “regalito”. Con la izquierda busca al torero y se libra de un enganchón en cada lance, aunque no se da por avisado, e insiste. Prueba con el pitón derecho y se va parando. Todos su cites son estando muy cruzado, a pesar de las malas intenciones. Se puede decir que el torero está totalmente metido en el sitio del toro, aunque no le sigue, en la mitad del muletazo le busca. Estocada y le coloca el pitón en el cuello. Recibe algunas palmas por su
voluntad y silencio.
Y todos nos “despertamos” con la salida de “Baratero”, cornipaso, más parecido a una vaca vieja, se va nuevamente, Escribano, a portagallola y el toro le pasa muy cerca.
Con el capote vemos que es un toro distinto, no nos va a tener indiferentes. Hace una pelea en varas apretando con clase, pelea de encastado. Con las banderillas Escribano, nos da un susto, valiente y con muchas facultades, se le para y no quiere salir sin clavar, a un metro, se las saca de abajo, se arranca con tal violencia que no le da tiempo a encontrar toro, se salva de la cornada porque el arreón de la cintura a la cara se lo da un el testuz y sale por facultades físicas.
Pone el último par bien de ejecución, arriesgando mucho, recibe una ovación con el público en pie. El toro tiene muchos pies para la muleta, pero, la inteligente faena de Manuel Escribano hace que gane la pelea al toro. Se pone en la distancia que pide el toro. Colocado en el terreno del toro y muy cruzado. Con la derecha lo toma con pases muy hondos y el de pecho. Con la izquierda, se revuelve muy rápido y lo aguanta. En estos momentos, hay bravura y complicación por parte del toro y valentía y garra por parte del torero, para triunfar. Sigue por naturales, muy cruzado, con mucho poder, remata con el de pecho y trincherilla. La plaza está muy caliente y encantada, para premiar al lidiador. Entra a matar y deja una estocada en su sitio, un pelín tendida, pero muy efectiva. Es un cañón. La plaza se llena de pañuelos blancos y el Presidente concede una oreja. Una oreja de mucho peso.
Junto a la oreja conquistada por Morenito de Aranda, digamos que son las dos orejas entregadas de mayor peso de la Feria.
Y llegan los “Victorinos” con El Cid como único matador, en la penúltima corrida de la Feria.
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