En la feria había dos carteles redondos de las mal llamadas “figuras”, porque este nombre se pone en plural y que lo haya demostrado en Madrid, tan sólo Talavante lo puede mantener. Se pone, y expone, en el terreno del toro y carga la suerte dejando el muslo.

Hace siete días se corrió otra corrida de mal juego, de la ganadería de Montalvo, para Finito, Morante y Talavante. Y sólo nos quedó el recuerdo del extremeño. Pongo  esto de manifiesto, porque no será Talavante quien elige ese ganado impresentable sino quienes quieren torear cómodo, como nos han demostrado Morante de la Puebla  y José María Manzanares.

La ganadería de El Pilar, o los veedores de la plaza, eligieron toros desiguales de presentación, grandes, zambombos, con hechuras de no embestir ni poder dar juego. Si sacaron nobleza (las cabeza no buscaban ni hacían nada malo) y sosería. Sólo se salvó el gran toro 6º.

Y sirvieron para que sus espadas  hubieran brillado a mayor altura el 1º y 2º.

El tercero, cuarto y quinto para el matadero. 

TALAVANTE, su primero, fue muy protestado por trapío y flojo de los cuartos traseros. Esas protestas  impiden centrarse al matador y abrevia su estancia en la cara del astado. Estocada. Silencio

El sexto, segundo de su lote, es aplaudido de salida, por trapío y hechuras, un toro de embestir a primera vista. Y su matador, lo entendió, toreó con series con la derecha y por naturales con la mano muy baja, arrastrando la muleta y quedándose en el sitio, pasándole los pitones muy muy cerca.

 Está Talavante, en su mejor momento, dando tiempo al toro para que se recupere, pequeños descansos, alejándose para comenzar otra serie completa, cerrando con el de pecho o del desprecio o desmayado  a pies juntos.

Pero, la espada no le juega la mejor pasada y no puede irse con trofeos. Gran Ovación.

Fotografías obtenidas de la plaza de toros de Las Ventas.

CASTELLA, viene de una cornada y no estuvo confiando con ninguno de los dos. El toro que tuvo tranco fue su primero. Dio lances y series bastante despegado. Estuvo voluntarioso pero, bien por haber salido del percance o por la falta de confianza, no es el Castella que triunfaba en otras temporadas, con sus arrimones, ha cambiado su posición ante el toro, trasmite menos y no llega a lucir  su toreo. Silencio y Silencio fue su premio.

JOSE MARIA MANZANARES, tuvo un toro aceptable- manso y rajado -, el segundo de la corrida, primero suyo. Su forma de torear no gusta en Madrid y las protestas en ese toro no le permiten centrarse, digo yo. Porque no se puede torear más despegado y para afuera. De una forma descarada. Que no trasmite nada. Además, ante las protestas está pesado, dando pases y más pases de destoreo, dejando el toro lejos de la cadera  para tomarlo en el lance siguiente. Sin disimular. Estocada contraria. Silencio con algunos pitos.

De su segundo, solo recordar protestas al toro y al torero.  Tres pinchazos y una media. Silencio.

Una tarde que ha pesado más que una “tonelada de plomo”. Al abandonar la plaza fue muy aplaudido Talavante, abroncado Manzanares y pitos para Castella.

Chema Cubero