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22-5-2015 José María Manzanares cuenta con tres cuartos de plaza de incondicionales seguidores. |
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22-5-2015 José María Manzanares cuenta con tres cuartos de plaza de incondicionales seguidores.
Con la segunda tarde de plaza llena, a reventar, dispuestos a presenciar la 15ª corrida de la Feria de San Isidro. Los muchísimos autocares aparcados en los alrededores de la plaza nos hacen presagiar un día de entrega a los toreros.
¿ A cuáles ? Está por ver.
Al comienzo del paseíllo, la salida por la puerta de cuadrillas de Manzanares, ya indicó que gran parte de la plaza estaba con él. Con su forma de interpretar el toreo, con esa estética un tanto menos pura, por decirlo de una forma suave. Su valentía y su entrega es incontestable, pero hay disposición “trapacera” cuándo cita. Esto hizo que un tercio de la plaza estuviera en su contra, merecidamente. Porque pone la muleta despegado para el inicio y gracias a su “divino” estilismo termina el muletazo pegado al morlaco a la altura del lomo y hasta la culata. Feo, feo,… Pero, los incondicionales seguidores, como dijo mi amigo y vecino Santi: “Pero, si comienzan a aplaudir antes del inicio del lance…” Esa es la poca preparación y conocimientos de la tauromaquia que tienen algunos de sus “rompemanos” y “sacapañuelos” a destiempo.
El toreo es carencia, templanza, colocación, ejecución, adaptarse a la exigencia del animal, etc. etc,.. Para el aficionado, al menos, paciencia y objetividad, ver la verdad y pureza del cite… Y después, ovacionar.
Si vamos por los derroteros de la moda, del más elegante, el mejor vestido,… Estaremos despreciando la verdad del toreo. Y los toreros andarán “locos” no sabrán si es mejor para obtener los triunfos ponerse en el sitio del toro, dónde más coge, o “destorear”, citar despegado dónde los pitones se alejan del cuerpo y el toro no se queda detrás para el siguiente, si no lejos,… Y queda muy feo, para lo bonito que es el torear puro. Y para el toro mejor, para nada se le quebranta, ni se le obliga, es un paseo, todos sirven.
Además, Manzanares, contó con la ayuda del Presidente, le mando a los corrales, el manso e invalido segundo, “Burriño”, de la ganadería titular, por el primer sobrero de Charro de Yen, para que le diera más juego que el poco presentable de la ganadería titular. Y me pregunto, por qué no lo hizo con otros que salieron tan blandos o más. Y la decisión de la oreja, discutida, si no hay un contador de pañuelos, la estocada fue muy buena, pero, no suficiente. Una triunfal vuelta al ruedo, hubiese sido el mejor premio.
No tuvo la mejor tarde, ni el mejor lote, Miguel Ángel Perera, que ha bajado mucho con relación al año anterior, tuvo viento, malos contrarios, pero el Perera del año pasado no apareció por el ruedo de Las Ventas.
Y no digamos de Juan José Padilla, tuvo un toro que metía la cabeza, el primero, y lo aburrió. Creo que ya se ha pagado con creces la enorme cogida de Zaragoza, su hombría, superación y la excelente persona que es. Pero, a Madrid no se puede venir así, fuera de sitio, dudando, sin aciertos,… A la Feria de San Isidro hay que traer toreros, incluso, con menos corridas en la mochila, pero, con ganas de triunfar y ser competitivos.
Los toros de la ganadería de “ El Pilar”, fueron muy flojos, mansos y sosos en su comportamiento. Muy distintos al sobrero de Charro de Yen, que cumplió y con otro matador, que le hubiera aguantado más, se hubiese visto una faena distinta.
Los tres matadores brindan al Rey D. Juan Carlos I, sus toros primeros. Muy buena acogida da la plaza de Madrid a la presencia del Rey, las dos tarde en la misma localidad, en la meseta de toriles, como un invitado más. Queremos que esté muchas tardes, como lo hizo su madre.
(Fotografías obtenidas de la web de Las Ventas)
José María Manzanares, de guapísimo vestido negro, al vestir tan bonito es lógico que no desee mancharse, su primero es devuelto, como hemos dicho. Lo recibe con el capote de verónicas ajustadas. Bien Curro Javier, como lidiador, llevándolo a una mano, con torería. Hace mucho viento. Comienza con la derecha y toda su “cla” se vuelven “locos” aplaudiendo sin tener en cuenta el cite despegado. De una tanda de cuatro con la derecha, tan solo uno sale bueno. Con la izquierda estuvo muy perfilero. Le da distancia para el lucimiento pero no hay acople. Pinchazo y bajonazo infame. Silencio, con algunos pitos.
En su segundo, hay un buen tercio de banderillas de Curro Javier, el segundo dándole la ventaja al toro, y el buen par de Luis Blázquez, son ovacionados largamente, hasta que Curro llegó a la tronera para salir a recibirla y saludar. Con la muleta le avisa dos veces y con gran destreza se libra de la cogida. Con la derecha le da una serie muy bien ligada. La faena continua con varias series, que llegan a los tendidos, sin acoplarse en los inicios, pero, aparece pegado al finalizar el lance, como decía anteriormente, bastante destoreo. O, haciendo el toreo que siempre hace y tiene sus muchos seguidores. Es un toreo estéticamente bonito, pero, “tramposo”. Como decía mi vecino y amigo, él es de los toreros de Arganda, Garrido: “ La gran mentira…”. Estocada en todo lo alto, gran estocada. Oreja, protestada por un tercio de la plaza.
Miguel Ángel Perera, un toro abanto de salida, lo recoge en el centro del ruedo y pierde las manos. Recibe tan sólo dos picotazos en el caballo, para que aguante hasta el final. Protestado el comportamiento del toro. Insiste por derechas e izquierdas, pero al toro le cuesta seguirle. No hace su toreo de poder, poco acoplado. Y resulta pesado. Estocada rinconera. Silencio. En su segundo, buen recibimiento capotero, por verónicas y rebolera. Se le pica mal, ni señalar en el segundo encuentro. Y ante la flojedad del toro y la poca ilusión por agradar que tienen ambos. Toma el acero, dejando una estocada muy baja. Silencio.
Juan José Padilla, pegado a tablas con piernas flexionadas comienza su faena de muleta. Poco templados, con la derecha, y muchos enganchones. Pases de pecho muy deslavazados. Con la izquierda poca decisión. El toro está esperando más trapo. Pero aburre al toro. Estocada baja, tendida. Y cuatro “dobles” descabellos, porque hace eso tan feo de dejar el descabello puesto para que se mate el toro al arrancar. Silencio y pitos. La verdad es que hizo mal, casi, todo.
En su segundo, supongo que no puso banderillas, porque en el primero, tuvo menos aplausos que un tercio de banderilleros de puro trámite. Con el capote le desarma dos veces y casi se lo echa a los lomos. “Está que no está”. El toro sale del caballo arrodillándose, sigue el toro pidiendo “perdón”, parecía un “ofrecimiento en Semana Santa”, se cae en cada muletazo. El matador se hace pesado, colabora con un invalido. Estocada delantera y contraria. Silencio.
Esta es la grandeza de la Fiesta, tres cuartos de plaza orgullosos de su torero y disfrutando. Y el cuarto restante, exigentes, velando por un toreo puro y con menos muletazos, sacarle al toro lo que tiene y a matar. Sin engañar o fabricar una faena dónde hay poco que rascar.
Y mañana, más. Ah!, no, a descansar. Los rejones tienen un público distinto.
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