Si estuvieramos hablando con un taurino con intereses económicos y profesionales en la fiesta nos diría que ha sido una feria interesante, con detalles a resaltar: toros que han servido, matadores que no han tenido suerte con las espadas si no estaríamos hablando de un gran éxito de trofeos,... Y un público excelente que ha pasado religiosamente por taquilla, eso sí con algo de cemento en el sol porque hizo mucho calor.
En fin, todo es del color del cristal con que se mira.
Pero, siempre hay un pero, en este caso con mayusculas.
Los que amamos la fiesta y no cobramos de ella, sino que pasamos por taquilla y si podemos colaboramos desinteresadamente, podemos decir con total trasparencia lo que pensamos, sentimos y hemos visto.
Ha sido una feria interminable, con el mismo número de festejos que otros años, con una mínima variación de encastes, en general son  los preferidos por los toreros, como tienen menos acometida, plantean menos problemas, más "cómodos",... Todo eso hace que trasmitan menos emoción a los tendidos y ya se sabe que si se expone menos,  y desaparece la competitividad entre los actuantes, la corrida de toros parece un encuentro entre amigos. Y a los espectadores casi les sale gritar: "toro, toro,..."
Desde que publicaron los carteles la falta de interés fue manifiesta y una vez transcurrido el mes de mayo se han confirmado los pésimos augurios.
¿Para qué tantas tardes?.
Parece que sólo por intereses económicos ajenos al fomento y fortalecimiento de la fiesta.
Como Madrid es un chollo, porque el casi lleno lo tienen asegurado con la renovación obligatoria de los abonos da lo mismo lo que se ponga en los carteles. Y este año ha sido algo especial, entendemos los aficionados que, además de hacer caja, hubo corridas con toros  poco seleccionados por los veedores, más pensando en el coste del producto que en la elección por su reata éxitosa. O, la falta de las ganaderías que se quieren para Madrid.
El recuerdo que queda es que han sobrado veintitantas tardes.
Hubo toros sueltos que podían haber servido si el matador de turno hubiese tenido mayor disposición para agradar exponiendo algo más.Pero, como da lo mismo, porque los carteles de casi todas las ferias están cerrados  por los toreros de primera categoría o sea los punteros del escalafon. Y los que les siguen no realizan el esfuerzo necesario para ascender en el ranking, hay cierto conformismo con matar dos toros y salir con el vestido impecable.
Por enumerar algo que nos dejó un poso, en ganaderías: Corrida de Alcurrucen, tres toros de Peñajara, las corridas de la última semana de José Escolar, Cuadri y Adolfo Martín. En matadores Morenito de Aranda, Ivan Fandiño, Castella y Javier Castaño. En la lidia Fernando Robleño. Se esperaba a David Mora, Curro Diaz y Alejandro Talavante con expectación, pero, otra vez será en Madrid, porque tienen "madera" para llegar a los aficionados toreando con pureza.
En general, lo habitual viene siendo pasar al toro, más que torear, dar pases más que lidiar cuándo el toro lo precise, los tercios de quites han sido contados menos que los dedos de una mano. Esta parte del espectaculo ,después de la suerte de varas, está a punto de  entrar en desuso o desaparecer.
Muy bien por el novillero Gómez del Pilar.
Y como la fiesta no está en su mejor momento, hay cierto "pasotismo" en los toreros para hacerse llegar más a los aficionados, los ganaderos atraviesan un momento crítico porque están vendiendo muy poca camada, los ayuntamientos han bajado las subenciones a la fiesta, etc. etc.
La plaza de toros de Las Ventas en la Feria de San Isidro ha contribuido este año a no subir la cotización sino a colaborar con la caida en picado de la fiesta.
Estoy seguro que todo se puede hacer mejor, pero ¿ quién es el bomdadoso que cambia beneficio económico por conseguir el relanzamiento de la fiesta?.
Ah, y la televisión en abierto para cuándo... Y la bajada del precio de las entradas...
Si, si, renovarse o morir. O, cambios muy profundos en la fiesta de los toros toca hacer, si no muy mal vamos.

JM Cubero